miércoles, 9 de febrero de 2011

Se puede, SE DEBE

La gran afluencia de personas, en este verano del 2010-2011 a nuestra ribera y la utilización del agua del gran río , y de su secundario el Santiago, con fines recreativos MERECEN EL LLAMADO DE ATENCION A AQUELLAS PERSONAS CULTURALMENTE HABILITADAS para que, con todos los medios lícitos que sea posible utilizar, se bregue para que, quienes tienen responsabilidades, tomen el camino de la coherencia en el tratamiento del tema.

Es que por un lado la comunidad científica ha dejado asentado, en trabajos de investigación incuestionables, el estado de contaminación del mismo por el volcado al lecho de aguas residuales domésticas e industriales sin tratamiento, con su carga tóxica de metales y bacterias, que sin ninguna duda afectan a la salud humana, y por el otro se evidencia una franca motorización del turismo social hacia la ribera, lo cual no es objetable, pero, sí que se permitan los baños y se monitoreen, mediante la implementación del servicio de guardavidas, el desarrollo de esta actividad, sin advertir a los visitantes claramente sobre el riesgo que ello implica.

Las consecuencias concretas en el deterioro de la salud para los usuarios, debido a esta práctica, utilizando el curso de agua, se han de ir evidenciando y aumentando con el correr de los años.

Por ahora se mimetizan y se pierden.

Se ha comprobado que los elementos que lo han contaminado pueden provocar daños en distintos órganos, en el sistema nervioso central y cancer.

Sólo quienes tienen plena conciencia del riesgo se abstienen del baño.

La solución mas simple sería prohibir definitivamente el uso recreativo y dejar que continúe la agresión tóxica.

O sea esconder el polvo bajo la alfombra.

El curso de agua invita en las jornadas calurosas a sumergirse en él.

Es el derecho elemental el que asiste a quienes utilizan las costas oceánicas, las montañas o los ríos para su uso y goce.
Sólo cuando se torne indudablemente agresivo para el hombre éste lo mirará desde la orilla.

Ya sucede con algunos arroyos zonales cuyo grado de polución los asemeja a una gran cloaca a cielo abierto (por ejemplo El Gato). ¿A quien se le ocurriría utilizarlos para uso recreativo?

Son demostraciones a escala reducida de cual será la situación, en unos años, de nuestro mar dulce. Es que el vuelco excede la capacidad de dilución.

Por ello decimos: SE PUEDE Y SE DEBE poner en reversa la acción que pretende marcar un destino de caldo ácido. fétido y letal para el Rio de La Plata y el Santiago.

Por que se puede y se debe avanzar para lograr la descontaminación.
Cada uno debe, desde su lugar, insistir en instalar en la sociedad la superlativa importancia de mantener plenamente utilizable el aire, la tierra y el agua por sobre todo otro elemento de uso o goce. Los gobiernos deben, solamente, aplicar las normas legales que existen (desde la llamada Ley de Saneamiento Urbano registrada en 1947 hasta las actuales)

Machacar en el entorno (sobre todo empresarios y dirigentes) instalando la idea de que NO SOLO ES POSIBLE UN PLAN DE FUNCIONAMIENTO SOCIAL QUE TENGA EN CUENTA ESTOS ASPECTOS, SINO QUE ES OBLIGATORIO PARA LA SUPERVIVENCIA.